¡Hola!
Soy Javier Fuentes, de Akoios. Te doy la bienvenida a la última edición de The Independent Sentinel de este 2022. Un año que, a tenor de lo vivido en los últimos meses, supondrá un punto de inflexión en el desarrollo e implantación de la Inteligencia Artificial.
Por ello, me he decidido a cerrar este año rompiendo la estructura normal de la newsletter para realizar un monográfico que permita poner en perspectiva los acontecimientos que estamos viviendo con el fin de entender lo que está ocurriendo y analizar lo que podemos esperar a partir de ahora.
¡Arrancamos!
🎼 Quieres banda sonora? ¡Dale al Play!
🐉 Aquí hay dragones
📖 Índice
Introducción
Una (breve) historia de la tecnología
La revolución en ciernes
El futuro ya no es lo que era
Niebla en el camino
Un baño de realidad
Aquí hay dragones
🗂 1 Introducción
🫀Los humanos y la tecnología
La evolución de la humanidad esta íntimamente relacionada con el progreso tecnológico de nuestra especie.
Desde los albores de los tiempos, los humanos hemos venido diseñando, construyendo y manejando utensilios, artefactos o enseres con el propósito de hacer más llevaderas las tareas del día o día o para conseguir hacer cosas para las que estamos limitados física o intelectualmente.
Nuestro progreso como especie no se puede entender sin esta curiosidad intrínseca y esta sed de exploración, aventura y descubrimiento que nos caracteriza y nos hace diferentes con cualquier otro ser vivo conocido.
El primer fuego, los primeros cultivos, el descubrimiento de continentes, la exploración espacial o el avance científico, no son más que consecuencias de esta curiosidad inmarcesible que nos ha traído a dónde estamos y que, pese a todo, parece tener muchísimo sentido a nivel evolutivo: nuestra curiosidad, ingenio y capacidad inventiva, es y será lo único que puede salvarnos de desaparecer como especie.
Pero este camino no es sencillo. La tecnología, aunque neutral, es cada vez más poderosa y sus usos pueden tan destructivos como constructivos.
Si has venido leyendo esta newsletter desde hace al menos algún tiempo, te habrás dado cuenta de mi pasión por la tecnología y la historia y de como esta publicación no es mas que el nexo de unión de ambas cosas.
Por ello y como no podía ser de otra forma, empecemos por el principio.
📈 El milagro de la composición
“We always overestimate the change that will occur in the next two years and underestimate the change that will occur in the next ten. Don’t let yourself be lulled into inaction.”
―Bill Gates
Si nos ceñimos a los últimos 150 años, podemos ver cómo el progreso se ha concentrado y acelerado de manera radical. En este periodo hemos presenciado la creación de los avances científico-técnicos más significativos de la historia, unos avances infinitamente mayores que todos los producidos por la humanidad antes de este periodo. ¿A qué se debe este fenómeno?
Principalmente, esto es debido al efecto de “composición” (compounding en inglés) que afecta tanto al dinero cuando hablamos de ahorro/inversión (interés compuesto) como a muchísimos otros ámbitos, como las relaciones personales o la propia tecnología.
A modo de intuición matemática, la composición tienen forma de función exponencial, una función que crece muy poco a poco para, de repente, crecer extremadamente rápido.
📚 2 Una (breve) historia de la tecnología
Todo hace suponer que la evolución tecnológica humana (y seguramente la de cualquier civilización) sigue este patrón exponencial. Usemos como ejemplo, un fantástico estudio que publicó Barclays en su Equity Gilt Study:
La gráfica representa la productividad frente al tiempo, tomando como referencia un valor 100 de productividad por hora en el año 1760. De manera sencilla, podríamos describir la productividad como la eficiencia en el desempeño de una labor o tarea.
Lo primero que llama la atención es que, de 1760 a 2010, la productividad se ha incrementado casi en 30 veces en apenas 250 años.
Si te fijas, los distintos tramos de la curva vienen marcados con números del 1 al 7 para identificar diversos periodos relevantes. Veámoslos con detenimiento para intentar encontrar patrones en el pasado que nos permitan poder entender mejor el futuro.
👣 Tramo I: De los los albores de la humanidad hasta la imprenta
🪨 Antes del Neolítico (hace más de 10.000 años)
La historia de la tecnología es antigua, tanto que comenzó incluso antes de que existiésemos los humanos actuales.
En la Lago Turkana, en Kenia, se encontraron herramientas como martillos, yunques y enseres puntiagudos datados hace más de 3.3 millones de años y supuestamente construidos por nuestros antecesores, los Australopithecus.
Existen incluso evidencias de la existencia del fuego extraídas a partir de materiales quemados encontrados en cuevas datados en torno a 1 - 1.5 millones de años. Estas cuevas estaban habitadas por un antecesor nuestro mucho más cercano en el tiempo: El Homo Erectus.
No es fácil estimar la fecha de aparición estimada de los Homo Sapiens Sapiens en la tierra. Según lo que sabemos a día de hoy, se puede hablar de una horquilla de entre hace 100.000 y 300.000 años.
Los yacimientos con los útiles más antiguos encontrados se encuadran en diversas zonas de África dónde se cree que ocurrió la hominización
Estas estimaciones se han ido realizando en base a los restos fósiles que se han ido hallando, tanto de los propios humanos como de los utensilios que también han sido encontrados mediante técnicas como la termoluminiscencia y las medidas de radioactividad en los sedimentos.
Obviamente, las evidencias van siendo más abundantes según nos vamos acercando en el tiempo. Por ejemplo, para el periodo paleolítico, se han podido identificar 4 modos distintos de industria lítica.
🌾 Después del Paleolítico (hace entre 10.000 y 4.000 años)
Durante el periodo Neolítico (posterior al paleolítico) varias tecnologías clave aparecieron de forma conjunta. De hecho, es posible hablar en este periodo de la primera revolución tecnológica: La revolución agrícola.
El paso del nomadismo a la vida sedentaria está estrechamente relacionado con la aparición de la agricultura. Los nómadas, que vivían fundamentalmente de la caza y la recolección, comenzaron a asentarse en lugares concretos durante largos periodos de tiempo.
Los humanos de la época se empezaron a reunir en cada vez grupos más grandes (algo diferenciador del resto de especies), se empezó a usar la arcilla para crear utensilios y se empezaron a sofisticar los ropajes usando nuevos tejidos. La humanidad estaba avanzando.
Tal y como cuenta Harari en Sapiens, la parte más interesante de esta revolución es que los humanos centramos nuestros esfuerzos en “domesticar” un conjunto específico de animales y plantas. De hecho a día de hoy, estos mismos cultivos siguen suponiendo la base de la gran mayoría de las dietas en el mundo.
La idea radical que Harari proponía en su libro es que, a la vez que nosotros domesticábamos al trigo, el trigo acabó domesticándonos a nosotros. Dejamos de seguir nuestro instinto de nómadas para comenzar a construir nuestra civilización. De animales a dioses.
🏛 El mundo antiguo hasta la caída de Roma (Del año 4000 a.C hasta el año 476)
La aparición de la escritura en torno al año 4000 a.C. es el acontecimiento que pone fecha de comienzo a la historia.
Según los últimos hallazgos, parece que la escritura apareció en esa época de forma simultánea en varios sitios ya que, aunque el foco mesopotámico parece el origen principal de la escritura, también se han hallado caligrafías de similar época al otro lado del Atlántico, en el territorio del actual México.
La escritura evolucionó desde un sistema meramente contable y de carácter pictográfico hasta un sistema más abstracto capaz de representar de manera precisa el habla. Por fin éramos capaces de procesar y almacenar el lenguaje natural en piedras, arcilla, papiros, pergaminos para, finalmente, llegar al papel.
De esta época también datan los primeros avances en irrigación, provenientes de las diversas civilizaciones (elaitas, asirios, babilonios, sumerios, acadios…) ubicadas en las riberas del Tigris y el Éufrates.
Más adelante nos encontramos con la aparición de las ciudades estado (Grecia) o imperios como el egipcio o romano, muestras evidentes de la capacidad humana para escalar socialmente y poder cooperar en grandes números gracias a conceptos abstractos como religiones o imperios.
En términos tecnológicos el avance es significativo, destacando el progreso científico y filosófico de la antigua Grecia y la ingeniería civil y militar del imperio romano.
Relojes, molinos, ábacos, velas, papel, brújulas o la navegación con timón datan de esta época donde se empezaba a ver una evolución significativa y consistente después de cientos de miles de años de estancamiento tecnológico.
🏰 La Edad Media (476-1492)
La caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V a manos de las tribus bárbaras marca el fin de la Edad Antigua y da paso a la Edad Media. Un periodo injustamente vilipendiado y tachado de oscuro y que, en contra del pensamiento común, dio lugar a avances relevantes a nivel tecnológico.
Durante la Edad Media se sofisticaron tecnologías preexistentes en el mundo antiguo a todos los niveles, desde mejoras agrícolas y ganaderas a nuevas técnicas de construcción reflejadas en la multitud de castillos, y catedrales medievales que aún a día de hoy podemos disfrutar.
En este periodo hay varias innovaciones tecnológicas a destacar: el reloj mecánico, el papel moneda, la pólvora o la imprenta. No podemos obviar la aparición en esta época de las primeras Universidades.
La imprenta supuso un paso de gigante para la evolución tecnológica ya que, no solo éramos capaces ya de almacenar el conocimiento, sino que podíamos crear replicas de manera escalable. Un paso de gigante para los seres humanos.
📚 La Edad Moderna (1492 - 1789)
El Descubrimiento de América y la Revolución Francesa marcan respectivamente el comienzo y el final de la edad moderna.
Esta es una época de profunda transformación de las estructuras sociales, económicas y políticas de la Edad Media. Conceptos asociados a esta periodo son el humanismo, los estados-nación o los inicios del capitalismo.
A nivel tecnológico, fue una época igualmente interesante en la que se produjeron invenciones como el microscopio (Zacharias y Hans Janssen), el termómetro (Fahrenheit), el telescopio (Galileo) o la calculadora (Pascal).
Como se puede intuir, estos ejemplos de innovación tecnológicas acabarían siendo vitales para el desarrollo de diversas ramas de la ciencia y la tecnología. El ritmo de composición tecnológica había empezado a acelerarse. Cada nueva invención, hacía avanzar las disciplinas que a su vez generaban más innovaciones. Un ciclo virtuoso.
🏭 Tramo 2: Primera revolución industrial (1760 - 1840) y Segunda revolución industrial (1870-1914).
La máquina de vapor es el epítome de cómo una sola invención puede dar un impulso que acabe definiendo una época. La primera revolución industrial tuvo lugar en la Inglaterra del siglo XVIII.
La máquina de vapor traía una revelación para los humanos: iba a ser posible liberarnos -tanto a nosotros como a nuestros animales- del esfuerzo de ejecutar tareas agrícolas e industriales costosas, pesadas y repetitivas.
Hay un patrón que se repite y lo seguirá haciendo, y es que el cambio tecnológico no acaba únicamente circunscrito a un ámbito meramente industrial y operativo, sino que acaba impactando en nuestra civilización con efectos de segundo orden impredecibles.
La Revolución Industrial acabó causando una migración masiva del entorno rural al urbano y dio forma a las clase sociales que acabarían desembocando en movimientos políticos.
La máquina de vapor solo fue el comienzo de este period acelerado de avance, el teléfono, los vehículos a motor o la siderurgia también se fechan en este periodo.
La era del desarrollo humano a gran escala había comenzado.
La segunda revolución industrial se encuadra entre los siglos XIX y XX, desde la finalización de la primera revolución industrial hasta el inicio de la primera guerra mundial en 1914.
Mirándolo en retrospectiva, en este período se introdujeron multitud de cambios tecnológicos que, por primera vez, empezaron a estar destinados de manera masiva a la población. La tecnología empezaba a tener efectos notables e inmediatos en nuestras vidas.
Las ciudades crecían, las industrias se multiplicaban y nuestras vidas comenzaban a estar regidas por el reloj más que por el sol.
Bienes y servicios producidos de manera masiva se transportaban de manera eficiente en trenes, automóviles y bicicletas. Los viajes de larga distancia empezaban a estar accesibles y el comercio global no paraba de desarrollarse.
Entre estos bienes y servicios producidos de forma masiva estaban obviamente el armamento y otros ingenios pensados para la guerra como los tanques, los submarinos o los dirigibles.
🌍 Tramo 3: Periodo de entreguerras (1915-1930)
Obviamente, la tecnología no fue la causante de la guerra pero sí causó que esta Primera Guerra mundial fuese muy distinta a todas las anteriores.
Al igual que los luditas se enfrentaron a la mecanización en la primera revolución industrial, la segunda trajo miedos más que comprensibles. El mundo cambiante posterior a las revoluciones propició críticas sociales sobre la pérdida de libertad e independencia y la paulatina transformación de los humanos en engranajes de la maquinaria industrial.
Películas de comienzos del siglo XX como Metrópolis (Fritz Lang - 1927) o la posterior Tiempos Modernos (Charles Chaplin - 1936) reflejaban, cada una a su modo, la inquietud que generaba la tecnología.
⚛️ Tramo 4: La edad del átomo (1931-1950)
El segundo cuarto del siglo XX estuvo marcado de forma indefectible por la Segunda Guerra Mundial. Llevando el conflicto al ámbito tecnológico, en esta época arrancó un paradigma que duraría casi todo el siglo XX: La industria de Defensa como principal ámbito de progreso tecnológico.
El microscopio electrónico, la fusión atómica o la creación de materiales complejos como el Nylon o el Poliéster datan de este época.
Durante este tiempo, la tecnología siguió creciendo a ritmo acelerado y, en particular, cabe destacar una invención -seguramente minusvalorada en su momento- que acabaría cambiado el mundo por completo: el transistor.
¿Quién podría haber imaginado lo que este ingenio electrónico acabaría suponiendo para los humanos?
🌔 Tramo 5: El hombre en la luna (1951-1970)
Desafortunadamente, la Segunda Guerra Mundial no acabó del todo en 1945 y de manera velada se extendió hasta 1989 en la llamada “Guerra Fría”.
Esta competición soterrada entre las dos potencias dio alas a la industria espacial que consiguió logros extraordinarios para la humanidad como poner por primera vez a un hombre en el espacio (Yuri Gagarin - 1961) o el aterrizaje en la luna en misión tripulada el inolvidable 20 de Julio de 1969.
En aquel momento, la última frontera se acababa de superar. Por primera vez, supimos que, algún día, podríamos convertirnos en una especie multiplanetaria. El término ficción empezó a retirarse del concepto ciencia-ficción.
En paralelo, las primeras computadoras empezaron a aparecer. Sirva como ejemplo el IBM 701. El mundo digital estaba a las puertas.
💾 Tramo 6: La explosión electrónica (1971-1990)
La evolución de las computadores marcó esta época en la que eventualmente, se llegó a un momento de democratización tecnológica impulsado por la idea de “un computador en cada casa” de Bill Gates en analogía al “un automóvil para cada familia” de Henry Ford.
No solo los ordenadores, el e-mail, el CD-ROM o las memorias flash tiene su origen en estas dos décadas que allanarían el terreno para la revolución de Internet a partir de una World Wide Web que, en 1990, marca el fin de este tramo.
📱 Tramo 7: El mundo digital (1991-actualidad)
La explosión de Internet ha acabado definiendo de manera significativa el mundo actual. La interacción global, el comercio electrónico, las redes sociales, las aplicaciones de mensajería o los servicios digitales de suscripción son tecnologías que, pese a que parezca que han estado ahí siempre, son mucho más recientes de lo que queremos recordar.
Cuando todo cambia tan rápido, parece que todo es más antiguo de lo que realmente es. Casos como el iPhone (2007), Spotify (2006), Uber (2009), Bitcoin (2008) o Airbnb (2008) son buenos ejemplos de este fenómeno.
De manera más cercana en el tiempo, podemos destacar la reciente explosión de la Realidad Virtual y el comienzo de la adopción masiva de algo aún tan poco definido como el “Metaverso”.
Llevándolo al terreno de los hábitos y, aunque no lo parezca, están cambiando también más rápidamente de lo que nunca ha ocurrido. Piensa por un momento en un día típico de tu vida y analiza qué porcentaje del mismo estás conectado a algún tipo de servicio online. El “hombre conectado” lleva entre nosotros más tiempo del que pensamos.
Alejándonos del mundo de las tecnologías de la información, no se puede dejar de recordar el progreso en los ámbitos de la biología (biotech), la salud o la energía, con especial mención a los prometedores avances en fusión nuclear que, aunque impresionantes, requerirán aún de décadas para su implantación masiva.
Todo hace indicar que, la siguiente revolución, sea cual sea, estará alimentada con hidrógeno.
🦾 3 La revolución en ciernes
En los últimos años hemos venido viendo el resurgimiento de la Inteligencia Artificial. Este renacer ha sido fomentado principalmente por el incremento y abaratamiento de la capacidad de computación y por la creciente disponibilidad de datos para entrenar modelos.
Siendo aún más específicos, podemos hablar de una revolución particular que ha venido teniendo lugar en los últimos 18-24 meses: La llegada de la IA generativa. Veamos en qué consiste.
🤖 Transformers
Históricamente, para resolver problemas de tipo “secuencia-a-secuencia” como, por ejemplo, una traducción entre idiomas o generación de lenguaje, se usaban Redes Neuronales Recurrentes (RNNs).
Estos modelos, aunque funcionales, contaban con una importante limitación: su incapacidad para trabajar con largas secuencias de texto y para “entender” el contexto.
En 2017 se publicó un paper llamado “Attention is all you need” en el que se introducía el concepto de “atención” y una nueva arquitectura llamada Transformer para lidiar con el problema de entendimiento de contexto de los modelos RNN.
Además de solventar esta limitación, esta arquitectura evitaba el uso de las propias Redes Neuronales Recurrentes (muy costosas en términos computacionales) para hacer sus predicciones.
Hace pocos meses, en Julio de 2020, dediqué en TIS#10 una sección para hablar de un nuevo modelo llamado GPT-3 basado en esta arquitectura Transformer sin por supuesto poder sospechar lo que acabaría viniendo en los meses sucesivos.
Como ya explicaba por aquel entonces, la ventaja de esta arquitectura era que, usando únicamente mecanismos de atención, era posible capturar la sutileza del contexto y la temporalidad en el lenguaje de manera aún más eficiente que con los métodos anteriores.
No solo es relevante esta capacidad de estos modelos de “atención múltiple” para generar textos cada vez más coherentes y consistentes entendiendo simultáneamente partes distintas de un texto: esta arquitectura permite que el entrenamiento masivo con enormes cantidades de datos sea más sencilla que nunca.
🤓 Si quieres entender de manera más técnica el mecanismo de atención y los Transformers, te recomiendo estos fantásticos artículos con explicaciones gráficas:
Referencia 1: https://towardsdatascience.com/illustrated-guide-to-transformers-step-by-step-explanation-f74876522bc0
Referencia 2: https://jalammar.github.io/how-gpt3-works-visualizations-animations/
La razón por la que esta arquitectura ha ganado tanta relevancia no es otra que por su aplicación práctica en modelos ya por todos conocidos como BERT, GPT-3 y por servicios como ChatGPT o DALL·E 2.
En particular, el omnipresente ChatGPT es un servicio basado en GPT-3 que usa solamente la parte de decodificación de la arquitectura Transformer optimizada para predecir la siguiente palabra en una frase.
A diferencia de GPT-3, utiliza la optimización autorregresiva (predecir la siguiente mejor palabra) para seguir de la manera más precisa y segura posible las instrucciones (“prompt“) de partida. Para ello, han usado el llamado Aprendizaje de Refuerzo desde Respuestas Humanas (Reinforcement Learning from Human Feedback - RLHF) de modo que puede seguir aprendiendo de cada una de sus interacciones con humanos.
Pese a que aún queda mucho siglo XXI, es posible que la Inteligencia Artificial y, en particular la arquitectura Transformer se acabe convirtiendo en un hito memorable en nuestra evolución tecnológica.
Dicen que la ecuación e=mc2 de Einstein acabó dando forma al siglo XX. Veremos si esta arquitectura acaba definiendo igualmente el Siglo XXI.
⛏ La naturaleza de la creatividad
Como ya he comentado en alguna ocasión, la principal revelación en los pasados meses ha sido la de darnos cuenta de que, tal vez, la creatividad no sea algo tan exclusivo y propio de los humanos como pensábamos.
Teniendo en cuenta que la creatividad es uno de los rasgos que definen la inteligencia, es más fácilmente entendible el porqué la aparición de esta nueva hornada de modelos está causando tanto impacto y revuelo.
El público en general está empezando a ver una IA no tan invisible y abstracta como la clásica (predicciones, clasificaciones, etc) sino una IA capaz de hacer cosas más parecidas a las que hacemos los humanos. Por primera vez, nos estamos sintiendo amenazados en áreas que creíamos de nuestro exclusivo dominio.
Veamos algunos ejemplos:
📄 La hoja en blanco
GPT-3 y ChatGPT son los abanderados de estos modelos de lenguaje capaces de generar respuestas a tiempo real a peticiones que les realicemos. Y no hablamos de un tipo de petición específico. Hablamos de peticiones de todo tipo.
Lo cierto es que estamos únicamente empezando a vislumbrar el potencial de una herramienta de lenguaje como esta ya que, eventualmente, estará imbuida en todos lo que productos y servicios que usemos de un modo u otro.
Como ámbitos de aplicación de primer orden para estos modelos podemos pensar en la atención a clientes, en la educación o en los asistentes personales pero, como digo, esto es solo el principio.
La idea -brillante en mi opinión- de OpenAI de liberar estos modelos para su uso público, está desatando la creatividad a nivel global y dando lugar a usos de ChatGPT cada vez más diversos: elaboración de contratos legales, programación de páginas web (¡proporcionando código!) o la creación completa de un videojuego basado en texto.
Veamos un ejemplo de esto último. Cómo poder crear una experiencia de juego en modo texto sin más que proporcionado al modelo una premisa (“prompt”) de partida:
Este es un ejemplo del desarrollo del juego:
No sé que os parecerá a ti, pero a mí me parece increíble y maravilloso. ¿Esto se puede considerar creatividad? En mi humilde opinión, diría que sí.
En las últimas semanas hemos asistido a la publicación de titulares grandilocuentes como “el robot que lo responde todo” o “la herramienta de IA que pone en jaque a Google”. Cierto es que la IA lo cambiará todo, pero cierto es también que todo aún está por hacer:
🖼 El lienzo
Era de esperar que, después del éxito de GPT-3, alguien pensase en cómo utilizar esta misma arquitectura para la creación de imágenes. ¿Por qué no?
En Enero del 2021, en TIS#18 hablamos por primera vez de un modelo llamado DALL·E y de cómo podía interpretar texto para generar imágenes de manera acorde.
El resultado era, una vez más, algo parecido a la magia.
Partiendo únicamente de un “prompt” textual, DALL·E es capaz de generar y combinar diversos objetos de formas semánticamente plausibles.
Poco después aparecería el sucesor de DALL·E, llamado DALL·E 2 para, definitivamente corroborar que estábamos ante algo que nunca habíamos visto y que, yo al menos, nunca habría podido imaginar.
Estos llamados modelos de Difusión son también modelos generativos, que tratan de replicar los datos con los que han sido entrenados. Estos modelos funcionan destruyendo sus datos de entrenamiento mediante el añadido de ruido Gaussiano para, después, tratar de recomponer los datos originales.
Simplificando esta idea, podemos decir que estos modelos se plantean retos a ellos mismos que posteriormente intentan resolver hasta que lo consiguen.
DALL·E ha sido el precursor de este tipo de modelos, pero ya tenemos modelos del mismo tipo con resultados igual o más sorprendentes aún.
Un ejemplo destacable es Stable Diffusion. Una vez más, liberar como Open Source el código ha servido para desbloquear el potencial de este modelo mediante la colaboración global de individuos.
De hecho, aunque en principio era una aplicación de “línea de comandos”, al ser Open Source varios desarrolladores han acabado creando versiones más accesibles y más fácilmente utilizables de Stable Diffusion.
También merece mención el caso de Unstable Diffusion, un fork de Stable Diffusion “sin límites” que, tras arrancar una exitosa campaña en Kickstarter , ha acabado siendo cancelada por los posibles usos poco éticos de esta tecnología.
🎼 La partitura
Al tener el texto y la imagen, el paso siguiente tenía que ser la música. En TIS#33 hablábamos de Jukebox, otra iniciativa de OpenAI para, en este caso, generar canciones basadas en prompts. Para ello, se basa en una red neuronal capaz de generar música original de multitud de géneros o que se asemeje a ciertos artistas.
Sirva como muestra este ejemplo de canción generada con JukeBox:
En este apartado de creación musical no puedo dejar de hablar de Riffusion, un proyecto en el que, usando exactamente el mismo modelo que Stable Diffusion, están siendo capaces de generar música. ¿Cómo? Representado las canciones usando su contrapartida gráfica: El espectrograma.
Por si te lo estabas preguntando. Esto suena tal que así:
¿Es esto creatividad? Sigo pensando que sí.
🤹🏻♀️ La combinación de todo lo anterior
Ocurre en ocasiones que la combinación de varios elementos da lugar a resultados que son más que la suma de las partes. Esto es más que cierto cuando hablamos de producciones artísticas como, por ejemplo, el cine.
La combinación de el guión, la fotografía y la música da lugar a experiencias solo entendibles al experimentar la combinación de todos estos elementos.
Siguiendo con el cine como inspiración, ya tenemos a creadores que están haciendo uso conjunto de todo lo que hemos visto para crear películas totalmente “sintéticas”:
Otro ejemplo de película:
No puedo dejar de pensar en las películas del futuro. Películas con infinitas versiones, una por cada una de las personas que la vean.
¿Es esto creatividad? Te dejo a ti responder a esta última pregunta.
🔮 4 El futuro ya no es lo que era
Si damos por cierto que estamos en el punto de mayor pendiente de una gráfica exponencial que representa el progreso tecnológico humano, veremos que las cosas se empiezan a complicar.
Si siempre ha sido muy difícil poder predecir el futuro en base a lo conocido, en estas situaciones se convierte en algo casi imposible. Permíteme elaborar un poco más sobre esto.
📖 Un libro perdido
En 1989, un descendiente del gran Julio Verne solicitó la apertura de la caja fuerte familiar, algo con lo que el propio Julio Verne había estado obsesionado desde niño.
La caja, pese a haber estado vacía durante toda su infancia, en lo que a la imaginación del joven Verne concernía, ésta estaba llena de piedras preciosas, joyas y extraños artefactos recopilados por sus antepasados.
Obviamente, la caja no contenía joyas pero sí algunos fragmentos literarios que el propio Verne, en su vida adulta, había consignado allí. Entre los documentos, se encontraba el manuscrito de una obra que no se había llegado a publicar y que databa de 1863. Su título era: “París en el Siglo XX”.
El libro estaba plagado de predicciones tecnológicas para el siglo que arrancaba e incluía inventos como los vehículos con motores de combustión, las carreteras asfaltadas, la iluminación urbana y hasta la silla eléctrica.
Poco después de la publicación de “Cinco semanas en globo (1863)”, le envió este manuscrito a su editor. Tras revisarlo, Hetzel se negó a publicarlo aduciendo que no estaba bien resuelto, que no resultaba creíble y que sería un desastre para su carrera.
En su carta, Hetzel le indicaba que además, era una obra muy pesimista:
El mundo aún no estaba preparado la ciencia-ficción, pero el género llegaría a eclosionar décadas más tardes con obras como las de Huxley u Orwell.
🧠 Un ejercicio de imaginación
A comienzos del siglo XX ya se fantaseaba con cómo sería el futuro en base a todos los cambios industriales que se estaban produciendo, en gran parte por obras como las de Verne.
Como motivo de la exposición mundial de París en 1900, se le encargó al ilustrador francés Jean-Marc Côté y a otros, la elaboración de una suerte de postales para ilustrar el futuro que estaba por venir.
Las predicciones combinan lo preciso con lo hilarante y, en el fondo, cuentan más sobre los deseos de la sociedad de esa época que sobre el futuro que intentaban predecir. Mención especial merecen las vestimentas propias de la época que, como se aprecia, se esperaba perdurasen en el tiempo.
Hay más de 87 de estas postales que han llegado a nosotros gracias al esfuerzo de recopilación que del mismísimo Isaac Asimov llevó a cabo para publicar el libro Futuredays: A Nineteenth Century Vision of the Year 2000.
Unas imágenes cuentan más que mil palabras:
Pese a que muchas cosas no han ocurrido, parece que al final hemos desarrollado antiguos deseos de los humanos de maneras más o menos predecibles.
Si avanzamos en el tiempo, hasta 1964, podemos ver como Arthur C. Clarke pudo hacer predicciones más precisas y certeras. No sabría decir si es porque ya estaba todo más claro en 1964, por ser la visión de un genio o, como hemos hablado en otras ocasiones, porque la tecnología no es más que un conjunto de profecías autocumplidas.
Estos ejercicios de retrofuturismo son interesantísimos a nivel histórico porque nos ayudan a entender las propias limitaciones de nuestra imaginación colectiva en lo que a predecir el futuro se refiere.
Pese a ello, siempre ha habido predicciones que se han ido cumpliendo de maneras más o menos cercanas a lo esperado.
Esto no tiene porqué seguir siendo así. Obviamente seguiremos construyendo productos y servicios orientado a satisfacer nuestras necesidades y deseos, pero las soluciones para ello y su evolución no serán tan fácilmente predecibles.
🌫 5 Niebla en el camino
En este contexto, hay preguntas obvias que surgen de la reflexión y que, por supuesto, no son nuevas. ¿Qué podemos esperar del futuro? ¿Cómo será el mundo? ¿Podemos predecirlo? Profundicemos en algunos aspectos que, tal vez, puedan ayudarnos a entender los cauces por los que discurrirá el progreso.
🦸🏻 Super humanos
¿Qué puede ocurrir cuando cada persona del planeta pueda amplificar sus capacidades asistida por una IA? Periodistas, ingenieros, escritores, programadores, publicistas, cineastas…
Los más optimistas tecnológicamente (entre los que me cuento), esperamos que estas herramientas no solo no acabaran con la creatividad sino que, por el contrario, supondrán un impulso para que haya más y mejores creadores. Nuestra creatividad ya no estará tan limitada a nuestras capacidades innatas. ¿Alguien puede ser un buen pintor sin ser hábil dibujando? ¿alguien que no escriba bien podrá ser un gran novelista? El tiempo nos lo dirá.
🪞 La frontera de la realidad
Como veíamos en TIS#31, en el mundo digital y conectado, la distancia entre lo real y lo que no lo es se difumina. En el mundo online puedes pretender ser alguien que no eres con un avatar, puedes crear un vídeo con tu cara que no has grabado o puedes publicar un artículo que no has escrito.
Cuando no sabemos diferenciar lo real de lo que no lo es, la realidad pasara a ser una mezcla indistinguible de cosas que son y de cosas que parecen, dando lugar a una verdad -si es que se puede llamar así- sintética, efímera y arbitraria.
Tal vez en el futuro nos regocijemos de coleccionar cosas “reales”, cosas que sabemos a ciencia cierta que, en algún momento, fueron creadas por un humano.
🧱 Los cimientos de la sociedad
Como hemos visto a lo largo de la historia, los cambios tecnológicos han acabado permeando en las sociedades y finalmente transformando nuestras instituciones. La adecuación de nuestro ordenamiento social a la tecnología nunca ha sido fácil, ya que cada avance hace que se cuestionen los principios de convivencia que compartimos.
A sabiendas de los dificultoso de jugar a ser adivino en el mundo actual, ¿imaginas la dificultad de predecir los efectos de segundo y tercer orden de las tecnologías?
Recordemos cómo la revolución industrial fomentó una migración masiva del campo a la ciudad (efecto de segundo orden) y dio lugar a nuestra sociedad actual (que aún se asienta en las necesidades y principios de aquella época).
¿Cómo serán capaces los Estados, con sus leyes y regulaciones, de “seguir” una evolución tecnológica explosiva?
Imagina por un momento un futuro en el que una persona trabaje con un asistente inteligente que ella misma ha entrenado, en una profesión que aún no existe, para una compañía descentralizada autónoma dirigida por un algoritmo en un “estado en red”, usando un pseudónimo y un avatar para proteger su privacidad.
Lo que puede parecer un ejercicio de name dropping digno de un consultor tecnológico de segunda, encierra una realidad que ya es factible tecnológicamente independientemente de que nos guste más o menos.
En este futuro confuso, fluido, descentralizado comenzarán a verse las costuras de un sistema social, político y económico que tiene más que ver con el mundo de la revolución industrial que con el mundo actual.
Te recomiendo encarecidamente que eches un vistazo a este fantástico artículo llamado “Before the flood” de Samuel Hammond para ver cómo podría influir todo esto a nivel social:
🛀 6 Un baño de realidad
A tenor de todo lo que hemos visto hasta ahora, uno podría estar tentado de pensar que el fin del mundo tal y como lo conocemos está a la vuelta de la esquina.
Afortunadamente, tenemos a Yann LeCun, padre de las redes neuronales convolucionales y actual responsable de IA de Meta, para ponernos los pies en el suelo.
En su artículo “AI And The Limits of Language” escrito junto a Jacob Browning desmitifican y dan una visión realista sobre cómo debemos entender estos Grandes Modelos de Lenguaje (LLMs - Large Language Models).
LeCun y Browning argumentan que estos modelos jamás serán capaces de poseer una inteligencia a niveles humanos, no porque estos no sean los suficientemente grandes, sino por algo mucho más sencillo.
Estos modelos están limitados al lenguaje y, el lenguaje por sí solo contiene solo una pequeña parte del conocimiento que manejamos los humanos. Mucho de este conocimiento es no verbal y no simbólico y se extrae de la interacción sensorial con nuestro entorno.
Si un modelo se ciñe únicamente al lenguaje, acabará teniendo un conocimiento superficial del mundo, como un estudiante que memoriza todo para un examen sin, en realidad, comprender nada de lo que ha memorizado.
No obstante. LeCun reconoce que, pese a los límites, estos gigantescos modelos de lenguaje son potencialmente útiles y tienen por delante mucho recorrido.
🐉 7 Aquí hay dragones
La expresión “Aquí hay dragones” viene de la inscripción latina “HC SVNT DRACONES” que se utilizaba en los mapas de la antigüedad para referirse a territorios inexplorados y potencialmente peligrosos.
Pese al racional acercamiento de LeCun a los cambios que estamos viviendo, es difícil obviar la intuición de que nos encontramos ante una revolución que condensa y magnifica los miedos atávicos de la humanidad frente a la tecnología: nuestra propia domesticación como en la revolución agrícola, la desaparición de profesiones y actividades como en la revolución industrial, el potencial uso bélico de estas innovaciones o las pesadillas distópicas de una tecnología que nos controla y subyuga.
El corolario de este monográfico no es otro que la constatación de que cada vez es más difícil predecir por dónde discurrirá el progreso tecnológico y de nuestras propias limitaciones para entender fases de crecimiento exponencial.
Nadie puede decir cuándo ocurrirá o si llegará a ocurrir una singularidad, pero parece que estamos pavimentando un camino que nos puede llevar a consecuencias inesperadas, no me atrevo a decir si negativas o positivas.
El acertado artículo de LeCun deja claras las limitaciones de los modelos basados únicamente en lenguaje pero, ¿cuánto tiempo falta para que existan modelos que puedan empezar a experimentar el mundo y la realidad de algún modo? ¿cuánto más se parecerán esos modelos a nosotros y a nuestra forma de pensar?
En cierta medida, la sensación que muchos tenemos es la de ese marinero que navega hacia lo desconocido.
Hic sunt dracones. Aquí hay dragones.
💭 El propósito de las máquinas
Decía Mark Twain que no existe tal cosa como una nueva idea y que las ideas no son más que una combinación de ideas previas.
Dejando a un lado las obvias diferencias de hardware, nuestros cerebros son sofisticadas “máquinas” de cómputo, recogen información, la procesan y deciden acciones.
La aparición de estos nuevos modelos (¡y eso que aún no ha llegado GPT-4!) está trayendo de vuelta el debate sobre qué es una AGI y cómo sabremos reconocerla cuando la hayamos creado.
El debate no es del todo fructífero ya que estamos discutiendo en qué medida estos modelos son capaces de pensar como un humano:
a) sin saber realmente cómo funciona nuestro cerebro,
b) sin saber ni remotamente en qué consiste la inteligencia y
c) sin entender si es posible que haya otras formas de pensar distintas a la nuestra.
Obviando estos aspectos, hay una reflexión inquietante en el fondo del debate.
En TIS#35 hablábamos de un modelo con un propósito: Encontrar formas de multiplicar matrices que le sirvan para mejorar en su propia búsqueda de nuevas formas de multiplicar matrices.
En este caso, el propósito de esa máquina había sido decidido y codificado por un humano pero, ¿será esto siempre así?
Hasta el momento el avance tecnológico ha estado guiado por nosotros, los humanos, pero quién sabe si en algún momento dispondremos de máquinas con capacidad de decisión y propósito para optimizar una función. Una función no definida por un humano sino por ella misma.
Si eso ocurriese, habría dos escenarios:
un avance aceleradísimo y conjunto de la tecnología o
una bifurcación: un camino para los humanos y otro para las máquinas.
¿Qué camino será el escogido? ¿De qué dependerá ese propósito? Puede que principalmente del tipo de juego al que estemos jugando.
🎲 Juegos finitos y juegos infinitos
En el libro de James P. Carse “Finite and infinite games”, el autor hace una distinción entre los dos tipos de juegos en los que se puede participar: Juegos finitos y juegos infinitos.
Los juegos finitos son los conocidos por todos y a los que jugamos todos los días. En estos juegos participan jugadores conocidos y hay reglas claras. El objetivo de estos juegos (e.g. fútbol, un juego de cartas o una lotería) es, obviamente, ganar.
Sin embargo, los juegos infinitos son más complejos y sutiles. Los jugadores en este caso pueden ser conocidos o no, las reglas puede cambiar y el objetivo ya no es ganar sino seguir jugando. Ejemplos de juegos infinitos pueden ser la Guerra Fría, una empresa, la evolución o nuestra propia vida.
Si nos paramos a pensar, nuestras máquinas han venido jugando a juegos finitos, pero los último avances tecnológicos empiezan a apuntar en otra dirección. Veamos algunos ejemplos:
Llevamos años hablando de Blockchain (un registro contable que crece de manera indefinida) y de DAOs (organizaciones gestionadas de manera descentralizada con dependencia -o no- de humanos)
Tenemos sistemas generativos que, como comentábamos en TIS#25, podrán crear de manera autónoma y no supervisada entornos virtuales infinitos.
Los sistemas de lenguaje que estamos analizando no paran de crecer en tamaño y complejidad y nada hace suponer que no seguirán acumulando más y más información de manera no acotada.
Tendremos máquinas que, en algún momento, podrán jugar a un juego infinito, el de su propia evolución y supervivencia. Esperemos ser aliados y no rivales en esta competición.
🔚 Una conclusión que no es tal
Mirando atrás, nos podemos ver reflejados en nuestros antepasados y en sus circunstancias. Podemos pensar en como la tecnología nos llevó al sedentarismo y nos domesticó, en como sirvió para encontrar ventajas militares, en cómo cambió nuestros paisajes, en cómo las líneas de producción destruyeron al artesano o de cómo la tecnología y los modelos de IA predicen y modelan nuestro comportamiento en un proceso de deshumanización.
Mirando al futuro, genera vértigo pensar en que seamos capaces de construir artefactos que nos trasciendan en modos que aún no podamos comprender ni intuir. Esto constituiría un último paso evolutivo: la “creación” de seres inteligentes o, dicho de otro modo, nuestra transformación en dioses.
Seguramente, ester análisis no sirva de demasiado a la hora de entender lo que pasará porque hace tiempo que eso dejo de ser posible. La increíble complejidad del crecimiento compuesto del conocimiento hacer que predecir o adivinar lo que pasará sea, obviamente, una tarea incomputable.
Lo cierto es que no tengo ni la más remota idea de a dónde nos acabará llevando todo esto. El futuro hace tiempo que ha dejado de ser predecible -si es que alguna vez lo fue-.
Mientras tanto, seguiré tratando de descubrir y aprender para continuar haciendo esta crónica de nuestros tiempos. Como lo haría un centinela. Un centinela independiente.
¡Gracias como siempre por leer hasta aquí!
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